Reflexión Día 15 de Enero. Mujeres Que Aman Demasiado. Robin Norwood. Solo Por Hoy. Coda.
Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado.
Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con “el”…estamos amando demasiado.
Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su psicoterapeuta, estamos amando demasiado.
Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudaran a él, estamos amando demasiado.
Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos en la idea de que, si tan solo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, el querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado.
Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional, e incluso, quizá, nuestra salud e integridad física, sin duda estamos amando demasiado.
A pesar de todo el dolor y la insatisfacción que acarrea, amar demasiado es una experiencia tan común para muchas mujeres que casi creemos que así deben ser las relaciones de pareja.
La mayoría de nosotras hemos amado demasiado aunque sea una vez, y para muchas de nosotras ha sido un tema recurrente en nuestra vida.
Algunas nos hemos obsesionado tanto con nuestra pareja y nuestra relación que apenas podemos funcionar como personas.
REFLEXIÓN DE HOY
“Es posible que en nuestra infancia se nos haya enseñado que rezar nuestras oraciones demuestra nuestra devoción a Dios, y que si El está convencido de nuestra sinceridad, nuestros ruegos serán escuchados. A pesar de nuestra madurez como adultos, cuando pensamos acerca de la oración todavía podemos hacerlo con la misma actitud subyacente.Pero la oración no es el camino para apaciguar a Dios ni para acceder a Su benevolencia para conseguir lo que deseamos. Nuestro Poder Superior no necesita nuestras oraciones, ni se muestra estafado o desilusionado si no rezamos. No estamos obligados a rezar. La decisión es completamente nuestra. Cuando rezamos, nos sumimos en lo más profundo de un amor, una sabiduría, una guía y una comprensión mucho más grandes que los que pueden producir nuestras personalidades.Cuando rezamos, sacamos provecho de la ayuda de un Poder, que puede hacer por nosotros aquello que no podríamos hacer por nuestros propios medios. Cuando rezamos, si al hacerlo sincronizamos nuestra voluntad con la que el Poder Superior tiene para nosotros, automáticamente nuestras vidas se tornan más manejables y accedemos a una mayor libertad, una mayor serenidad y una mayor paz.”
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